La asesora de arte peruana, María Eugenia Garrido, nos muestra en un íntimo tour por su casa su colección de artistas favoritos.
Grandiosa iluminación es lo primero que salta a la vista al entrar al penthouse de la reconocida asesora de arte María Eugenia Garrido de Romaña. Las ventanas del piso al techo permiten que la luz entre e invada con su calidez el comedor principal y la sala, espacios en donde impresionantes fotografías cuelgan protagónicas. María Eugenia se confiesa amante de esta disciplina, por lo cual no es sorpresa que mientras recorremos minuciosamente el lugar, estas aparezcan repetidamente. “Me encanta la fotografía porque me gusta ver a través del ojo del artista, a través del lente. Perú tuvo grandes fotógrafos como Martin Chambi y los hermanos Vargas, quienes hicieron importante fotografía artística… Es todo un arte”, comenta. En sus paredes hay obras de artistas peruanos y latinoamericanos como Liliana Porter, Jacques Bedel, Chema Madoz, Roberto Huarcaya, René Peña, Luis Camnitzer, Fernando Taboada, entre otros. Garrido entró hace un poco más de seis años a la escena del arte; todo empezó en Nueva York, ciudad en la que vivió durante diez años, hasta el año 2009. Sus frecuentes visitas a los museos y la impresionante escena artística de la Gran Manzana la conquistaron. Cuando volvió a Lima empezó su travesía en este mundo, primero trabajando durante tres años como encargada del programa VIP en una de las ferias más importantes en Perú, PARC. Y luego, a raíz de haber recibido innumerables recomendaciones por parte de galeristas, se sumergió en la industria hasta lograr posicionarse como una reconocida asesora de arte en la capital. “Poco a poco fui involucrándome en este mundo gracias a amigos galeristas que me impulsaron. Viajé a diferentes ferias en Nueva York, Buenos Aires, Bogotá, Miami y Madrid, cuando sin querer, me encontraba con alguien a quien conocía y le hacía un tour mostrándole lo que había… Siempre me entregué un poco más y fue así como los compradores, coleccionistas y galeristas notaron mi interés. Al final todo empezó cuando una amiga me llamó para ayudarla a elegir obras para su casa”, cuenta. Si bien tiene una exquisita capacidad para elegir piezas de arte que funcionen en un espacio u otro, María Eugenia asegura que eso y el diseño interior son dos profesiones totalmente distintas. “En mi caso Marcela Mujica se encargó de la parte del interiorismo y yo me encargué de elegir las obras. No compro algo solo por llenar la pared, necesito encontrar una obra que me llene y me mueva”, confiesa. Lo contemporáneo de los muebles y los materiales se combinan con la historia que cada una de las obras esconde, lo cual resulta en espacios modernos, pero muy cálidos. — R. G.
No compro solo por llenar la pared, necesito encontrar una obra que me llene y me mueva.